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Colaboradores

2/08/2013

Crisis con las mineras por el cepo cambiario

Los pulpos mineros están disconformes: según los cálculos que circulan, “el sector tenía frenado el envío de más de 900 millones de dólares” (BAE, 1/2), en referencia a los dividendos que han dejado de girar a partir de las restricciones implementadas por el gobierno. En consecuencia, su liquidez en pesos es muy grande.

Inversiones I: Barrick

Las mineras están suspendiendo o retrasando sus inversiones. Xstrata, que explota La Alumbrera en Catamarca y es dueña de los proyectos de Agua Rica (Catamarca) y Pachon (San Juan), las mandó al freezer. Es una de las que tiene más dividendos para girar.

Barrick reinició su proyecto de Pascua Lama -aunque sus costos, dice, subieron de 3.500 millones de dólares a 9.000 millones. El pulpo cuenta con la posibilidad de exportar y girar utilidades por Chile, dado el carácter binacional de Pascua Lama. Por otro lado, la Ley de Glaciares opera como una espada de Damocles sobre ese proyecto y sobre Veladero (en explotación y sólo en territorio argentino), si no son concluidas antes de que caigan las cautelares que determinaron su suspensión. La semana pasada, un informe de la Unidad Especial de Auditoría Ambiental del gobierno de San Juan anunció que ni Veladero ni Pascua Lama afectan a glaciares. El informe, elaborado por Jorge Million, un ex empleado de Barrick, será girado a la Corte Suprema. El organismo previsto por la Ley (Ianigla) todavía no abrió la boca.

Inversiones II: Vale

La inversión de Vale en el yacimiento de Potasio Río Colorado, que ya venía con retraso, está parada desde diciembre y no tiene fecha cierta de reinicio. La caída de la venta de hierro, que había afectado el flujo de fondos destinados al desarrollo del proyecto minero, fue solamente una excusa (MDZ, 28/1).

“Fuentes de la Casa Rosada revelaron a MDZ que en Chile Dilma le pidió a Cristina un diferimiento tributario equivalente a 1000 milllones de dólares; la respuesta de la mandataria argentina fue negativa” (ídem).

Según ese informe, Vale también reclamó por el tipo de cambio, y por el giro de dividendos a futuro (ver artículo en esta página).

Autorizan giro

El viernes 1º de febrero se supo que el gobierno comenzó a liberar el giro de dividendos. “Las autorizaciones son en cuentagotas, pero comenzaron a aprobarse” (BAE, 1/2). El gobierno les venía exigiendo a las mineras que sustituyan los abastecimientos importados por producción nacional. Las reuniones se fueron más en “planes” que en resultados concretos. El canje sustitución de importaciones por giro de dividendos no funcionó. Tampoco es el centro de los problemas, ya que el cepo cambiario obedece a la necesidad de pagar la deuda pública y las importaciones de energía, y a la fenomenal caída de las reservas internacionales netas del Banco Central.

Asistencialismo y control político

Los estados provinciales siguen cobrando las regalías del 3%, establecidas por Menem, una gragea comparada con cualquier otro régimen minero a nivel mundial. Un reciente proyecto para aumentarlas, de la esposa de Peralta, el gobernador de Santa Cruz, duerme en el Congreso.

En las zonas donde se encuentran los yacimientos actualmente en explotación, en especial Catamarca, San Juan y Santa Cruz, hay un intento de política asistencialista, para neutralizar el descontento de las poblaciones con el daño ambiental y la falta de progreso social. Una escuela o un hospital, en comunidades de pocos habitantes, o la promoción de pequeños emprendimientos.

Como decíamos en una nota anterior: “Los pulpos mineros han ido tomando el control de las débiles economías cordilleranas y tienen un peso enorme en sus regímenes políticos”.

La crisis entre el gobierno y los pulpos mineros por el cepo cambiario, es uno de los componentes de la corrida que sufre el peso en el mercado de cambios. La consigna de esos pulpos es: devaluación y libre giro de utilidades.PRENSA OBRERA.

Desempleo, una epidemia que recorre al mundo

Los dueños del capital y del poder político, ven en los trabajadores/as una mercancía, no ven seres humanos con deseos y necesidades. Ellos son un recurso más, una oportunidad de corta duración para acrecentar sus fortunas. Los trabajadores/as son obligados por las fuerzas del capital a vivir a condición de encontrar trabajo y permanecer a merced de una lógica en la que solo se puede ser productor o consumidor, aunque sea por pocas horas o días. La explotación de un individuo por otro, se convirtió en explotación de naciones enteras convertidas en sociedades marginales. Hoy las transnacionales y los empresarios globales, que no son más del 1% de la población del mundo, representan a la clase social que aprendió a despojar a los trabajadores/as incluso de la opción de ser explotados de manera directa, los convierten en desempleados y salvan sus responsabilidades aduciendo que son efectos propios de la imperfección de los mercados.

Desempleo no es solo la carencia de trabajo remunerado, ni la negación de ingresos producto de la fuerza de trabajo, es un eslabón en la cadena de agresiones contra la humanidad, que vulnera prácticamente todos los derechos constitutivos de la dignidad humana. El desempleo afecta la salud mental, genera depresión, ansiedad, trastornos, alimenta las filas de las guerras e incrementa los suicidios. 2013 comenzó con cerca de 200 millones de desempleados, gran parte en los mismos países que presentan del lado de los dueños del capital sostenidos niveles de crecimiento de sus economías. Dos de cada tres desempleados son jóvenes y 75 millones desempleados no ha cumplido 24 años (datos OIT). Alrededor de 35 por ciento de los jóvenes desempleados en las llamadas economías avanzadas no tuvieron empleo durante seis meses o más y la gran mayoría ya no ocupará un lugar en el mercado laboral, otros perderán rápidamente sus competencias profesionales y sociales por falta de opciones para acumular experiencia laboral. Cientos de miles de profesionales aceptan cualquier empleo por horas y a cualquier precio, solo para pagar techo y comida. El 12.7% de jóvenes de la Eurozona no tiene empleo, no va a un centro educativo y no asiste a ningún tipo de formación. El capital, que les había ofrecido esperanzas por un mundo mejor, ahora los elimina del sistema, les bloquea las posibilidades del progreso. Al capital no le interesa el futuro de la humanidad, le interesan los negocios, extraer la sustancia del trabajo humano rápidamente y desechar al ser humano.

La situación para las mujeres es similar. En 2012 alrededor de 13 millones de mujeres perdieron sus empleos. En esta década ha crecido el número de iniciativas de equidad y las declaraciones apuestan por eliminar la violencia de distinto tipo padecidas por una de cada tres mujeres en el mundo, pero continúan siendo el rostro más visible de la pobreza. Para el capital no existe género, es despótico, mezquino y criminal a la hora de imponer un desarrollo forzado, basado en técnicas de guerra, según las condiciones de cada país. Las mujeres unas veces son desplazadas de la agricultura y arrastradas a la industria y otras de la industria a los servicios, en cualquier caso con empleos precarios y remuneraciones carentes de garantías de seguridad social.

Los adultos jubilados completan el panorama del lucro sobre la gente, cada vez reciben menor atención estatal y son vistos por los capitalistas como una carga. Son expuestos como privilegiados usurpadores de lo que pudiera corresponder a otros, son convertidos de despojados en despojos a los que trata de presentar como inútiles. Sin embargo con los recursos ahorrados por los jubilados en décadas de trabajo, los financistas privados aumentan la especulación financiera global.

En las cifras oficiales de desempleo se omiten otros cientos de millones de excluidos del capital y del poder que son los subempleados, que son realmente desempleados estructurales. Carecen de empleo y de las garantías asociadas a este, en 72 países de 198 de la OIT, estos reciben un temporal y exiguo seguro de empleo, que cubre a menos del 15% de los desempleados del planeta. En la misma secuencia de daños estructurales provocados por el capital están 397 millones de trabajadores que viven en la pobreza extrema y otros 472 millones de trabajadores que no pueden satisfacer sus necesidades básicas con regularidad.

El desempleo se ha convertido en la epidemia que recorre el mundo. Son cientos de millones de personas expulsadas del sistema productivo y condenadas a la miseria humana, son convertidos en seres anónimos que tratan de huir solitarios en medio del hambre y la esquizofrenia que produce la exclusión. Hay quienes nunca podrán obtener un empleo y quienes tratan de sobrevivir a la doble violencia de nacer en un presente de negaciones y un incierto futuro de desesperanzas trazado por el capital. No es el mercado el que quita o crea empleos, tampoco es la mano invisible la que regula, son personas, aparecen en los registros del éxito global, tienen nombres y apellidos, son hombres del sistema que han hecho de la explotación su principal oficio, se deleitan produciendo capital para sus propios bolsillos y dolor y muerte para grupos y sociedades enteras. El desempleo destruye las relaciones sociales, los deseos y sueños que hacen más humanos a los humanos. El desempleo es hoy una frustración que mata, pero también una oportunidad que empieza a movilizar la conciencia en defensa de la vida y del planeta.

Los llamados líderes mundiales de la economía en el (G-8, G-20), consideran que las expectativas de la economía mejorarán, apuestan por disminuciones del desempleo a costa de pauperizar aun más las condiciones de trabajo, de ofertar tiempos parciales donde había tiempos totales, de reducir las garantías de sanidad y de considerar toda actividad muscular o mental como un empleo a contabilizar. Sin embargo las gentes comunes y corrientes creen que la incertidumbre económica y la pérdida del empleo son el principal riesgo para los próximos años y también creen otra vez que el poder político que ampara al capital no es cosa distinta que la violencia organizada de la clase en el poder para oprimir y suprimir derechos.

Uno de los activadores del desempleo es la “volatilidad de los flujos internacionales de capital” que provoca daños estructurales arrastrando a las débiles economías locales a hacer ajustes inclusive en contra de sus propios nacionales. Un ejemplo son los tratados de libre comercio firmados entre potencias colonialistas y gobernantes bajo su tutela, lo que constituye una estrategia depredadora a favor de la concentración de capital global y de la destrucción de fuentes de empleo local. Lo que pareciera ser una incoherencia entre las políticas monetarias y las fiscales adoptadas en diferentes países hace parte de la estrategia de acumulación favorable a la volatilidad de tales capitales que perfeccionan sus técnicas de saqueo mediante una rápida explotación y acumulación de capital antes que incorporar a nuevos trabajadores. Los representantes políticos de las naciones hacen llamados formales a la responsabilidad social de los empresarios, mientras los representantes económicos y financieros de estos diseñan prácticas para aumentar sus riquezas privadas en detrimento de derechos y garantías conquistadas por los trabajadores/as y las sociedades a lo largo de luchas históricas.

La mayor preocupación es que, en todo caso, las políticas para atacar el desempleo provienen de los mismos escenarios del poder político y económico de los depredadores, que formulan recetas en favor del capital, dan garantías a los acumuladores e imponen las reglas de privatización del mundo. Cambiar las condiciones no corresponde entonces al plano de las regulaciones económicas, ni al orden institucional, si no al plano del poder, de la lucha política y social. Las movilizaciones y levantamientos sociales, constituyen nuevamente la herramienta principal de emancipación, contra la sujeción y la explotación, contra las técnicas y estrategias del capital. La economía de los dueños del capital no está en crisis, basta mirar sus indicadores que no paran de crecer, destruir el empleo y causar el desmonte paulatino de derechos, ellos son los responsables de la epidemia mortal del desempleo que excluye y elimina y exige actuar sobre ellos como saben hacerlo los pueblos.Manuel Humberto Restrepo Domínguez

España: Los límites de la indignación

La coincidencia de escándalos de todo orden que afectan de lleno a las principales instituciones españolas se traduce en una intensa movilización social como no se había registrado en las últimas décadas. En muchos aspectos la actual situación recuerda los momentos de la llamada “transición” cuando el viejo orden franquista se derrumbaba para dar paso a la democracia.

En la presente coyuntura demasiadas cosas están en tela de juicio: el modelo económico, por mediocre; el sistema político, por su bipartidismo excluyente y tramposo; la administración, por la intensa y generalizada corrupción en torno al uso de los recursos públicos; los partidos (con honrosas y escasas excepciones) por su desprestigio y manifiesta incapacidad; la Iglesia, por mantenerse anclada en el “nacional-catolicismo” y ser portavoz entusiasta de las expresiones más reaccionarias de la moral; el gremio empresarial (en particular los banqueros) por ser los responsables principales del mayor desastre económico que se registre en las últimas décadas, y para que no faltara nada importante en este cuadro de desgracias, la misma Corona, con un rey y su familia hundidos en escándalos de todo tipo y sin encontrar aún alguna salida que garantice su continuidad. Ya no son voces aisladas las que proponen la disolución de la monarquía y la vuelta a la república; la bandera tricolor de Riego aparece con mayor frecuencia en calles y plazas, ya no solo empuñada por viejos nostálgicos sino por gentes cada vez más jóvenes.

Como guinda del pastel, unos líderes políticos tan mediocres que hasta se duda de la idea según la cual ya no era posible encontrar un dirigente de mayor candidez, irresponsabilidad y falta de brillo como los atribuidos al anterior gobernante, Rodríguez Zapatero. Cada mañana trae nuevas sorpresas y la indignación popular no cesa. Si el gobierno confiaba en el cansancio de los movilizados, tal parece que alimentó una esperanza inútil. Y si las denuncias de pagos indebidos a los políticos, la contabilidad doble y otras prácticas corruptas en los partidos (especialmente en el PP) terminan por confirmarse, las posibilidades de caída del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones ya no serían solamente la exigencia ciudadana sino una necesidad impostergable ante una crisis de dimensiones catastróficas para el país.

El partido de gobierno (PP) parece fiarse de los lentos y engorrosos procesos judiciales para ganar tiempo y esperar a que se calme la tempestad. Confían igualmente en ver a finales de este año algunos síntomas de mejora económica. Sin embargo, ambas suposiciones carecen de fundamento. La dimensión de los escándalos es tal que ni los jueces más benignos (o venales) pueden ya tapar tanta podredumbre sin crear un escándalo mayor ni los expertos más optimistas pronostican un futuro económico mejor. Los datos inducen mucho más a la preocupación cuando no directamente al pesimismo.

En este panorama desolador ni PP ni PSOE pasan de los mutuos reproches (el famoso “y tú, más corrupto que yo”) ni el resto de las fuerzas opositoras (minoritarias) conforman un bloque con suficiente entidad como para poner en riesgo la estrategia neoliberal que han sostenido “socialistas” y “populares”en los últimos años y que está en la raíz misma del problema. En el mejor de los casos -tanto aquí como en el resto de la Unión Europea- la solución que se ofrece a la ciudadanía es una versión edulcorada de la misma estrategia económica neoliberal, o sea, una versión menos perversa y sobre todo sin las actuaciones delictivas practicadas por banqueros, empresarios de todos los pelambres y políticos venales. Una renovación moral de la política pero manteniendo en lo fundamental la hegemonía del mercado; en pocas palabras, un capitalismo salvaje, pero no tanto.

La cuestión de mayor interés es sin duda la perspectiva real de la respuesta ciudadana. Fraccionada en diversos grupos e iniciativas, comprende las fuerzas tradicionales de la izquierda (parlamentaria, sindical, asociativa) y múltiples movimientos e iniciativas que responden a reivindicaciones particulares cuando no a puras manifestaciones espontáneas que por su misma naturaleza muestran grandes dificultades para mantenerse en el tiempo y sobre todo para articularse como una fuerza efectiva que traduzca sus exigencias en cambios reales, poniendo de nuevo de manifiesto que no basta con indignarse, que no basta con tener razón.

Las fuerzas tradicionales de la izquierda se mueven prisioneras de prácticas y formas que apenas tienen eco entre las nuevas generaciones, acompañadas de una enorme falta de reflejos fruto seguramente de sus no pocos vicios burocráticos y en cierta medida porque son percibidos por muchos como partes del problema y no como agentes de cambio. Por su parte, las iniciativas surgidas del movimiento espontáneo de protesta (los diversos grupos de “indignados”) pasan pronto de la euforia y el entusiasmo de los primeros días a una cierta incertidumbre cuando se ven confrontados por la tradicional disyuntiva de cómo combinar adecuadamente espontaneidad y organización, cómo mantener vivas las diversas formas de democracia directa, de ausencia de estructuras jerárquicas que tan bien funcionan en los inicios del movimiento, con la necesidad de dar formas orgánicas y delegadas de poder cuando se trata de gestionar eficazmente las reivindicaciones. Frente a las autoridades o frente a los empresarios no basta con la bulliciosa y alegre movilización en calles y plazas; inevitablemente se impone la necesidad de administrar las fuerzas y negociar con el poder.

Así al menos se comprueba en aquellos sectores que han sabido combinar de forma creativa la relación entre la fuerza de la espontaneidad de la multitud movilizada y la necesidad de negociar a través de dirigentes honestos y representativos. En efecto, las protestas de los trabajadores de la salud, la educación o el sistema judicial, provistos tradicionalmente de organización sindical han conseguido mantener formas masivas de lucha y hacer efectivas al mismo tiempo las formas del poder delegado. No se ha sacrificado la espontaneidad de las masas, se ha alcanzado permanencia y cohesión del movimiento y se han constituido en negociadores eficaces a través de sus organizaciones gremiales. Algo similar se produce con la protesta de los ahorradores estafados por los bancos o con las miles de familias expulsadas de sus viviendas igualmente por las entidades bancarias. Unos y otros han sabido convertir la indignación espontánea de cientos de miles de afectados en formas propias de organización que presionan de manera muy eficaz y han conseguido algunos triunfos parciales. Miles de estafados (sobre todo pensionistas de escasos recursos) invaden a diario bancos, cajas de ahorro y ayuntamientos para exigir que les devuelvan sus ahorros, al tiempo que un grupo de sus dirigentes y asesores técnicos negocian con las autoridades una salida justa a sus reclamaciones. Los desahuciados, por su parte, movilizan sus piquetes para impedir la expulsión de las familias pero al mismo tiempo se han armado de una eficaz organización que gestiona sus reivindicaciones. Esta misma semana su portavoz oficial ha llevado su clamor hasta el mismo Parlamento protagonizando un duro enfrentamiento con los políticos y con el representante de los bancos (su discurso ha dado la vuelta al mundo, gracias a los modernos sistemas de comunicación).

Nadie se atreve a estas horas a predecir qué va a suceder en España sumida en la más profunda crisis de las últimas décadas. Por supuesto, cabe siempre la posibilidad de que el sistema consiga prolongarse haciendo un lavado de cara (incluida la monarquía). Todo depende del vigor y la eficacia de las fuerzas de la oposición social y política. Si todos los grupos que conforman la protesta lograran unificarse en torno a un programa básico de reformas y si como muchos vaticinan, unas elecciones anticipadas son inevitables, las perspectivas de un cambio substancial no son pocas. En realidad, muchas alternativas están abiertas y tampoco falta quien sostenga que el sistema, ante el riesgo de verse sometido a cambios radicales, optará por la violenta superación del mismo marco legal vigente de la que en su día se llamó “la transición modélica”. Ya ha ocurrido en Grecia.DIEGO.

Argentina: Niña aborigen muere por desnutrición en Salta

Melba Antolina Bisón tenía un año y once meses y vivía junto a sus padres en una precaria vivienda en la misión aborigen Chañar 2, en el pueblo de Coronel Juan Solá, provincia de Salta.

La beba ingreso al hospital local el viernes con un cuadro de diarrea aguda falleciendo este domingo. Desde el hospital afirmaron que la Melba Antonia estaba controlada recibiendo el tratamiento adecuado ante el cuadro de desnutrición leve que presentaba.

La niñita aborigen se encontraba censada como desnutrida junto a otros 100 niños dentro del área operativa de Atención Primaria de la Salud (APS), en Coronel Juan Solá.

Melba Antolina, es la primera muerte por desnutrición en lo que va del año 20013, en la provincia de Salta.

Durante el año 2011 murieron cinco pequeños en Rivadavia Banda Norte por la enfermedad de la pobreza, la que es evitable y que lamentablemente en esta zona se acentúan ante la precariedad en que viven sus familias, que no tienen trabajo genuino, con un estado provincial y nacional ausentes, no garantizando el trabajo estable en la zona, condenando a estos pequeños y a sus familias a vivir en la desnutrición con desenlaces fatales como lo acontecido a Melba Antolina Bisón.


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