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12/04/2011

apenas una muestra de lo que vendrá/aniversario del Argentinazo 2001



El Argentinazo fue un acontecimiento de suma importancia, no tanto por lo que logró -que no fue poca cosa- sino debido a las enseñanzas que dejó, muchas de las cuales ya se han incorporado en la conciencia de los millones que están protagonizando este riquísimo proceso de resistencia contra el plan de ajuste y represión del gobierno kirchnerista.

2001 mostró de manera práctica que la verdadera democracia no es la que imponen los poderosos de turno a través de elecciones bianuales que votan “representantes” para un parlamento que aplica a rajatabla el principal precepto de la Constitución Nacional: “el pueblo no delibera ni gobierna…” ¡Ese papel está reservado para los agentes de las multinacionales!

El Argentinazo enseñó que las masas pueden decidir el fin de cualquier gobierno y discutir en las calles la manera de construir el futuro, sin los votos y las botas. Las asambleas populares, aunque limitadas a ciertos sectores de la población capitalina y algunos distritos del gran Buenos Aires, constituyeron un gran avance democrático. ¡El pueblo contrarió a la Carta Magna: empezó a deliberar y a prepararse para gobernar!

Diez años después el proceso, en un sentido retrocedió las multitudes abandonaron las plazas. Sin embargo, en otro aspecto avanzó significativamente, ya que el método democrático se metió de lleno en las fábricas y las grandes empresas. Hoy son millones los trabajadores, que cada vez que salen a pelear imponen asambleas, aún en los gremios donde existen los burócratas más atrasados. ¡Que lo digan sino los petroleros de Santa Cruz, que hicieron una asamblea de miles para destituir a sus dirigentes corruptos!

Ese es el camino que transitaron o están haciéndolo los choferes de la 60, los tercerizados del Roca, los obreros de Kraft, los docentes de la Capital y Santa Fe, los obreros de Fate, los de la construcción agrupados en el SITRAIC, los del subte, los de VW en Córdoba que acaban de rechazar la propuesta salarial de la burocracia, y tantos otros y otras a lo largo y a lo ancho de la Argentina.

El mismo rumbo que marcan a nivel internacional los obreros de Grecia, los trabajadores chinos, los estatales de Wysconsin y los portuarios de Oakland, los “indignados” de Wall Street y de España. La crisis económica y política está convirtiendo a la mayoría de los países en caldo de cultivo de nuevas revoluciones, como la que protagonizan los jóvenes del Norte del África y Medio Oriente: en Egipto, Túnez, Libia, Siria, Yemen o la mismísima Israel.

Más allá de los discursos y las intenciones “nacionales y populares” de Cristina y los suyos, Argentina camina para ese mismo lado. Y en la medida en que avance, seguramente recuperará y superará muchas de las enseñanzas del movimiento asambleario de 2001. Pronto veremos a miles gritando “¡Que se vayan todos… ejercitando la democracia directa en las asambleas y los piquetes de las grandes fábricas y empresas.

Nuestra organización, aunque pequeña hizo flamear -orgullosa- su bandera en las barricadas de Diagonal Norte, peleando codo a codo con cada uno de los compañeros y compañeras que allí estaban. Con la misma audacia y decisión nos preparamos para intervenir en incidir en el Argentinazo que se aproxima, impulsando los organismos que reclaman las actuales circunstancias: las asambleas obreras y populares, los comité de fábrica y empresas y las coordinadoras de lucha.
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Ante la defensa del "capitalismo serio" efectuado por la Presidenta en la cumbre del G20
La Presidenta Cristina Fernández (Vda.) de Kirchner ha planteado en la cumbre del G20 que debemos volver al "capitalismo serio" sin dar ningún indicio de cómo podría regresarse a esa etapa del capitalismo. Ni social ni biológicamente se puede volver al pasado. Quién así opina en realidad está ocultando la realidad del presente y su desarrollo próximo. Si bien en términos generales podemos definir a nuestra sociedad como capitalista, debemos remarcar que en la actualidad estamos en su etapa imperialista. Etapa esta caracterizada por la presencia de los monopolios a escala internacional fusionados, inter-relacionados con el capital financiero que surge a su vez de los grandes bancos monopólicos. Entonces, cuando la Presidenta se refiere a "volver al capitalismo serio" algunos entienden (ella no lo ha explicado) que debe volverse a la etapa previa a la aparición de los monopolios. Ahora bien, ¿qué se hace con los monopolios que ya existen para poder volver al "capitalismo serio"? ¿no ya a nivel internacional, que hacemos con los monopolios nacionales y extranjeros que estan en la Argentina? ¿Se les hace un llamado de "conciencia" para que se disuelvan? ¿o les imponemos limites tales que tiendan a desaparecer? ¿Existe una noción cabal en la Presidenta y en quienes han aplaudido su discurso en la cumbre del G20 acerca de lo que es el imperialismo? ¿Si el capital financiero es el responsable, según la Presidenta del "anarco-capitalismo", por qué se permite que ese capital y sus monopolios asociados exporten de nuestro país mas de 40.000 millones de dólares hacia sus casas centrales? ¿por qué en 8 años de gobierno (entre Néstor y Cristina) jamás se intentó seriamente limitar a este capital reformando la ley de entidades financieras? ¿por qué en 8 años de gobierno no se modificó la ley de inversión de capitales que beneficia al capitalismo financiero que denuncia la Presidenta? ¿por qué siendo el Fondo Monetario Internacional el exponente mayor de ese capital financiero aun se mantiene asociada a la Argentina a este organismo del capital financiero?

Voy a recurrir aquí al trabajo que escribiera Lenin en 1916 (hace 95 años!!!) titulado "El imperialismo, dase superior y última del capitalismo" ... trabajo que desde ya recomendamos a todos quienes de verdad están interesados en acabar con el imperialismo y con la sociedad capitalista en todo nuestro planeta. Dice un extracto del trabajo ...

VII. EL IMPERIALISMO, COMO FASE PARTICULAR DEL CAPITALISMO

Intentaremos ahora hacer un balance, resumir lo que hemos dicho más arriba sobre el imperialismo. El imperialismo ha surgido como desarrollo y continuación directa de las propiedades fundamentales del capitalismo en general. Pero el capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista únicamente al llegar a un cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su antítesis, cuando han tomado cuerpo y se han manifestado en toda la línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social más elevada. Lo que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista económico, es la sustitución de la libre competencia capitalista por los monopolios capitalistas. La libre competencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre competencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña, reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el monopolio: cartels, sindicatos, trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los monopolios, que se derivan de la libre competencia, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior.

Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopólica del capitalismo. Una definición tal comprendería lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopólicos fundido con el capital de los grupos monopólicos de industriales y, por otra, el reparto del mundo es el tránsito de la política colonial, que se expande sin obstáculos en las regiones todavía no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopólica de los territorios del globo, enteramente repartido.

Pero las definiciones excesivamente breves, si bien son cómodas, pues resumen lo principal, son, no obstante, insuficientes, ya que es necesario deducir de ellas especialmente rasgos muy esenciales del fenómeno que hay que definir. Por eso, sin olvidar la significación condicional y relativa de todas las definiciones en general, las cuales no pueden nunca abarcar en todos sus aspectos las relaciones del fenómeno en su desarrollo completo, conviene dar una definición del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber:

1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera;

3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular;

4) la formación de asociaciones internacionales monopólicas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y

5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.

Más adelante veremos cómo se puede y se debe definir de otro modo el imperialismo, si se tienen en cuenta no sólo las nociones fundamentales puramente económicas (a las cuales se limita la definición que hemos dado), sino también el lugar histórico de esta fase del capitalismo en relación con el capitalismo en general o la relación del imperialismo y de las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero. Lo que hay que consignar inmediatamente es que, interpretado en el sentido mencionado, el imperialismo representa en sí, indudablemente, una fase particular de desarrollo del capitalismo. Para dar al lector una idea lo más fundamentada posible del imperialismo, nos hemos esforzado deliberadamente en reproducir el mayor número posible de opiniones de economistas burgueses, que se ven obligados a reconocer los hechos de la economía capitalista moderna establecidos de una manera particularmente incontrovertible. Con el mismo fin hemos reproducido datos estadísticos detallados que permiten ver hasta qué punto ha crecido el capital bancario, etc., en qué precisamente se ha expresado la transformación de la cantidad en calidad, el tránsito del capitalismo desarrollado al imperialismo. Huelga decir, naturalmente, que en la naturaleza y en la sociedad todos los límites son convencionales y mudables, que sería absurdo discutir, por ejemplo, sobre el año o la década precisos en que se instauró "definitivamente" el imperialismo.

Ahora bien, en 95 años de existencia de este trabajo nunca nadie a demostrado que lo aquí sostenido por Lenin fuese inexacto. Por el contrario, desde su aparición y hasta nuestros días se ha verificado la tesis fundamental del mismo.

La política de shock del neoliberalismo (mal llamado "capitalismo salvaje", ya que todo el capitalismo es salvaje, aun el serio al que alude la Presidenta) no sólo se aplicó sobre la economía, sino, fundamentalmente sobre nuestra mentes. Con el "shock" se nos ha pretendido quitar la historia, lo cual se ha logrado en gran parte de nuestra clase y del pueblo. Al ocurrir esto un sector de la clase (burguesa) dominante ha utilizado banderas que en su momento solo el proletariado y el pueblo levantaban. Pero las ha utilizado no para llevarlas adelante sino para mantenernos hipnotizados con ellas mientras continúan con el carácter de clase (burgués) en su manera de ejercer el poder.

Por ejemplo, mientras algunos compañeros peronistas se sienten excitados por las palabras de la Presidente ante la Cumbre del G20 acerca de "volver al capitalismo serio", se olvidan de que Perón manifestó ante delegados al XVI Congreso de la Confederación de Empleados de Comercio en Diciembre de 1950 que "... Mientras nosotros tengamos al capitalista imponiendo su economía política, nosotros no tendremos la liberación que necesitamos. Así como para evitar caer en la explotación del hombre por el Estado o la anarquía debemos suprimir los regímenes capitalistas en el orden político, también en el orden económico hay que destruir la economía capitalista; sin destruir la economía capitalista seremos siempre unos ilusos en busca de la libertad que no existe, que es la libertad económica...". ¿Volvemos al "capitalismo en serio" o destruimos a la economía capitalista, compañeros?

Y por otro lado, quienes deberían sostener ante la clase un punto de vista (precisamente de la clase, proletaria) no hacen más que bajar las banderas y posternarse ante la ideología burguesa convirtiendo al proletariado y al pueblo en furgón de cola de la clase dominante.

El dilema sigue presente IDEOLOGÍA BURGUESA O IDEOLOGÍA PROLETARIA, REVOLUCIÓN PROLETARIA O CARICATURA DE LA REVOLUCIÓN !!!

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