Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies.
Más información










Colaboradores

3/29/2009

El mundo, ante el comienzo de otra era//el g20


La cumbre del G-20, que comienza el jueves en Londres, puede marcar un punto de inflexión en la reconstrucción económica internacional

En un discurso en la ciudad del Cabo, en Sudáfrica, el 7 de junio de 1966, Robert Kennedy sostuvo: "Hay un proverbio chino que dice: «Ojalá viva usted en tiempos interesantes». Nos guste o no, estamos viviendo en tiempos interesantes?"

La frase, erróneamente atribuida a Confucio (su autor habría sido Duncan H. Munro, un autor norteamericano de ciencia ficción de la década del 50) pronto se convirtió en la gran receta por aplicar en tiempos difíciles. El mensaje, supuestamente enigmático, era claro: hay que interpretar toda crisis como la gran oportunidad para emprender cambios necesarios.

Termine en éxito o en fracaso, no caben dudas que la cumbre del G-20, el próximo jueves, marcará el comienzo de una nueva era. Una aparentemente signada por el proteccionismo, la caída de gobiernos y la multiplicación de conflictos sociales y bélicos.

A esta crucial cita en Londres asistirán desde Estados Unidos y las potencias europeas hasta Arabia Saudita e Indonesia, pasando por Brasil, China y la Argentina. Todos estos países forman parte del G-20 y, en medio de la crisis actual, comparten los mismos miedos: la debacle del sistema financiero, el creciente desempleo, la quiebra de gigantes industriales, la caída de gobiernos. Todos llegan con la intención de comenzar a resolver la peor crisis desde la Gran Depresión.

Sin embargo, los mecanismos para restablecer el crecimiento económico son el eje de una disputa que, de no ser zanjada en esta cumbre, amenaza con bloquear los esfuerzos mundiales para salir de la crisis. Mientras Estados Unidos se muestra inclinado a los cuantiosos paquetes de estímulo, las posiciones en Europa son renuentes a extender las ayudas hasta que se establezcan regulaciones estrictas del sistema financiero. Y como si esto fuera poco, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, acaba de echar más leña al fuego al cuestionar la compra multimillonaria de "activos tóxicos" en Estados Unidos y apoyar la propuesta china de reemplazar el dólar en el comercio internacional.

Otro de los puntos decisivos de la cumbre de Londres será el lugar que ocuparán los países emergentes en el nuevo orden mundial. Encabezados por China, la India y Brasil, los países emergentes exigen tener un papel de mayor protagonismo, empezando dentro de los organismos internacionales, como la ONU, el FMI y el Banco Mundial.

Esta semana, la Organización Mundial del Comercio (OMC) predijo que el comercio internacional caerá este año en un 9%, el descenso más precipitado desde la Segunda Guerra Mundial. Tan sólo en un mes, Japón vio sus exportaciones reducirse a la mitad y si su tesoro registró un superávit es porque las importaciones fueron igualmente bajas.

Japón es en gran parte víctima de la exagerada reacción de sus vecinos. El Banco Mundial advirtió que desde noviembre último, 17 de los países del G-20 han adoptado medidas proteccionistas. Rusia, por ejemplo, subió las tarifas a la importación de autos usados y la India hizo lo mismo con el acero. China aludió razones de protección sanitaria para prohibir la importación de carnes irlandesas y de brandy italiano.

Pero esta tendencia que hace unos años se habría interpretado como medidas de salvaguarda, en un mundo globalizado no son más que un boomerang. Atrás quedó la época en la cual un producto se fabricaba por completo en un país para ser exportado a otro. Ahora cada artículo es el resultado de la sumatoria de piezas fabricadas en distintos países. Basta con que se apliquen dos o tres barreras comerciales para terminar rompiendo vastas cadenas de producción y, con ello, la estabilidad del planeta.

El Banco Mundial estima que 53 millones de personas caerán en la pobreza, sumándose así a los 155 millones que ya viven con menos de 2 dólares por día. Peor aún, 2,8 millones de niños morirán de aquí al año 2015 a medida que la recesión se transforma en depresión económica.

El jefe de la diplomacia británica, David Miliband, está convencido de que esta crisis definirá la geopolítica de la segunda década del milenio en forma tan o más duradera que los atentados del 11 de Septiembre, Esos ataques, dijo, "moldearon la política internacional del principio del siglo".

"La crisis económica no mata y hiere de la misma manera. Lo hace en forma más lenta, pero igualmente profunda. Y afectará a más países. No sólo en lo que concierne a su seguridad sino en cada una de sus actividades -destacó Miliband-. Fíjese sólo de lo que ya somos testigos: de la caída de los intercambios financieros, del crecimiento, de los intercambios; del alza de la deuda pública en alza, de la regulación y del desempleo. Los viejos presupuestos (de la economía liberal) se hicieron trizas. Y todavía no sabemos cuáles serán los resultados."

En los últimos cinco años, los bancos europeos prestaron más de 300 billones de dólares a mercados emergentes. La desaparición de esta línea de créditos obligará a muchos países a aplicar medidas de austeridad. En lo que va del año, los gobiernos de Letonia, Islandia y Hungría cayeron a raíz de la crisis económica. El gobierno checo, actualmente a cargo de la presidencia rotativa de la Unión Europea, se convirtió esta semana en la más reciente víctima.

Más de una docena de países, entre ellos Venezuela, Nigeria y Angola, dependen de la exportación de materias primas para cubrir más de dos tercios de sus ingresos. En el Foreign Office se estima que esto los obligará a reducir los gastos sociales, que en muchos casos respaldaban sus regímenes, provocando quizás también su caída.

Peligro de estallidos sociales

El colapso económico promete desparramar la ira del ciudadano común por las calles del mundo desarrollado. Manifestaciones antigubernamentales ya se han registrado en Grecia, Letonia y Bulgaria. Londres, anfitriona del G-20, y Estrasburgo, de la cumbre de la OTAN, se preparan a ser nuevos blancos.

"Las instituciones de Bretton Woods fueron concebidas como reacción a la depresión de los años 30. De la crisis del petróleo de 1973 surgieron los grandes foros internacionales de las naciones industrializadas, como el G-8. Si la historia nos ha enseñado algo es que nuestro destino no depende tanto de la crisis como de la forma en la que respondemos a ella", sostuvo Miliband.

El hombre quien, junto al primer ministro Gordon Brown, coordina la agenda del G-20, estima que ésta es la gran ocasión para apostar al multilateralismo, no como mero antídoto del proteccionismo o para emprender sólo la reforma de instituciones como el FMI, sino, ante todo, para incluir el concepto de la lucha contra el cambio climático en toda discusión económica.

"Basta con que el precio del petróleo vuelva al nivel de 2008 [140 dólares el barril] para que esto quite 800 mil millones de dólares de las economías de Estados Unidos, Europa y Japón. Si no diversificamos nuestras fuentes de energía jamás saldremos del pozo. Abordar el tema del cambio climático no es una distracción sino la gran clave de la recuperación económica", advirtió Miliband. Esto implicaría, reconoce, un profundo cambio de mentalidad.

Anoche, en Chile, el vicepresidente norteamericano dijo que la época en que Estados Unidos tomaba decisiones unilaterales "se acabó", an alusión a una inclinación a forjar alianzas.

Por el momento, las posiciones de Europa y de Estados Unidos frente a lo que se debe hacer parecen irreconciliables. Habrá que ver, por lo tanto, si los colegas de Miliband en el G-20 comparten su gusto por la vida en "tiempos interesantes".

1 comentario:

  1. Anónimo9:48 a. m.

    tengo terror de estas cumbres. Como ya has dicho en varias oportunidades Miel, cada vez que se juntan alguna cagada para nosotros se viene. Beso. Romi

    ResponderBorrar

tv sorpresa ( si queres podes maximizar la pantalla)